viernes, 14 de mayo de 2010


Sé que ahora estás mejor ahí, me miras desde lo más alto, me observas, contemplas lo que yo sufro por ti, mis suspiros y mis sueños de volver a tenerte. Nunca te di el aprecio que mereciste. Fuiste la alegría de mis días, la mayor felicidad que nunca pude tener, mi mejor amigo, el único que estaba siempre ahí. Recuerdo tus días conmigo, el que con solo oírme llegar a casa, te acercabas, te tirabas encima mío, me sonreías y jugábamos sin cansarnos. Solía pasar esto aunque no siempre. Te merecías más amor y no supe apreciar lo que tenía hasta que la alegría de mi vida se esfumó. Yo te extrañaré, tenlo por seguro. Ojalá pudiera devolver el tiempo para verte de nuevo, para darte un abrazo y nunca soltarte. Mas comprendo que llegó tu tiempo, que Dios te ha llamado para estar a su lado, así él lo quiso, pero yo nunca pensé que doliera tanto. Como pensar que la vida puede terminar en un segundo…Y deseo que vivas feliz, donde existe paz, donde no hay maldad..

lunes, 3 de mayo de 2010


Mi corazón; marchito, lóbrego, confundido y con sed de alivio, moría por palabras que se afondaban en su vacío. La mustia le produce ceguera, y se encontraba invidente frente a la felicidad. Buscaba argumentos para latir, pero no hallaba más que una inconformidad consigo mismo. Lograba ver el resplandor que producía antes, y apreciaba como día a día se apagaba así sin más, conforme como pasaba el tiempo, él iba perdiendo importancia, virtud y vitalidad. Los demás corazones lo veían mal, ahora no era aquel sobre la cúspide, no. Tenías ganas de alejarte, de no ser nadie, de que los demás corazones no te determinaran, para que así, te dejaran ser tal como moldeado estás, sin ser plastificado ni comparado.

domingo, 2 de mayo de 2010


Eras un niña ilusionada, alegre y divertida. Has crecido y poco a poco la ilusión te la dejas por el camino. Recuerda las veces que te reías, las veces que sonreías a todo el mundo. Recuerda cuando la gente te miraba con esos ojitos, cuando andabas feliz por la calle cogiéndole la mano a tu madre, cuando saltabas sin vergüenza de lo que pudieran pensar los demás. Recuerda cuando imaginabas tu vida de mayor, cuando cogías las pinturas de tu madre y te maquillaras con la ilusión de ser una niña grande, cuando planeabas el día de tu boda, cuando te vestías con tu vestido favorito y cogías las joyas de tu madre. Cuando saltabas por el jardín, cantando, bailando. Cuando eras feliz y no descubriste los problemas de la vida. Todo era maravilloso. Eras pequeña y tenías la ilusión de ser grande. Ahora eres grande y deseas volver a ser pequeña.

Te quedaste en mi interior. Te fuiste pero te quedaste. Permaneces dentro de mí, cada minuto que pasa me lo recuerdas. Vas golpeando mi frágil corazón y acabarás con él. No soy yo la culpable de tus problemas, no soy yo la que tiene que pagar tus estúpidos errores, no soy yo la que tiene que aprender ni soy yo la que tiene que subir tu ego. Ya me cansé de ello. Sabiéndolo voy a ser la idiota que siga soñando, la que no se cansa de imaginar, la que va a seguir pintándolo todo bonito aun y sabiendo que eres de los que toman y dejan. Te acercas, mi corazón te espera, mi ser te está reclamando a gritos, te necesita. Tú te acercas pero sin aprecio alguno, me miras detenidamente, tus ojos en los míos, me tientas... pero no soy capaz y aparto la mirada. Te vas, arrepentida grito tu nombre pero no haces ni el más mínimo intento de girarte. Sigues andando. El dolor se apodera de mí, la alegría huye y el sufrimiento me envuelve. La gente pregunta, yo finjo estar bien. Pasan horas, ninguna sonrisa apareció en mi cara desde que te fuiste. Vuelves, te veo a lo lejos, te cansaste de estar con ella y ahora acudes a mi. ¿Crees que soy tu juguete de usar y tirar? Estás muy equivocado. Me tomas y me dejas. Juegas y te cansas. Me llamas y no me hablas. Me rindo.