jueves, 10 de marzo de 2011

Adiós.

Tú, aquel que se cuela en mi cama noche tras noche, y que después de un rato agradable bajo mis sábanas se marcha sin remordimiento. Depronto, la atmósfera cálida impregnada con tu inconfundible olor, se torna turbia y helada. No se siente más olor que tu ausencia al otro lado de la cama. Voy con la mirada perdida hacia el techo, y me propongo a mi misma hablar de amor, el amor que me cubría todos los rincones del alma, pero el amor que no encontraba. Allí, tumbada en esa cama, solo descubrí el hastío, las mil y una maneras de decir te amo cada día, y recibir evasivas. Descubrí cuanto callé, todos los silencios que entregué y nadie recogió, las lágrimas que por dentro derramé, y la soledad que hallé tras tus miradas. Perdí el gusto a mirarte, dejé escapar la mágia que daban tus caricias, acudí a la indiferencia y mi corazón sólo dejó cerrar la puerta que te abrí días atrás. Todo acabó con la rapidez que ocurrió.

viernes, 14 de mayo de 2010


Sé que ahora estás mejor ahí, me miras desde lo más alto, me observas, contemplas lo que yo sufro por ti, mis suspiros y mis sueños de volver a tenerte. Nunca te di el aprecio que mereciste. Fuiste la alegría de mis días, la mayor felicidad que nunca pude tener, mi mejor amigo, el único que estaba siempre ahí. Recuerdo tus días conmigo, el que con solo oírme llegar a casa, te acercabas, te tirabas encima mío, me sonreías y jugábamos sin cansarnos. Solía pasar esto aunque no siempre. Te merecías más amor y no supe apreciar lo que tenía hasta que la alegría de mi vida se esfumó. Yo te extrañaré, tenlo por seguro. Ojalá pudiera devolver el tiempo para verte de nuevo, para darte un abrazo y nunca soltarte. Mas comprendo que llegó tu tiempo, que Dios te ha llamado para estar a su lado, así él lo quiso, pero yo nunca pensé que doliera tanto. Como pensar que la vida puede terminar en un segundo…Y deseo que vivas feliz, donde existe paz, donde no hay maldad..

lunes, 3 de mayo de 2010


Mi corazón; marchito, lóbrego, confundido y con sed de alivio, moría por palabras que se afondaban en su vacío. La mustia le produce ceguera, y se encontraba invidente frente a la felicidad. Buscaba argumentos para latir, pero no hallaba más que una inconformidad consigo mismo. Lograba ver el resplandor que producía antes, y apreciaba como día a día se apagaba así sin más, conforme como pasaba el tiempo, él iba perdiendo importancia, virtud y vitalidad. Los demás corazones lo veían mal, ahora no era aquel sobre la cúspide, no. Tenías ganas de alejarte, de no ser nadie, de que los demás corazones no te determinaran, para que así, te dejaran ser tal como moldeado estás, sin ser plastificado ni comparado.

domingo, 2 de mayo de 2010


Eras un niña ilusionada, alegre y divertida. Has crecido y poco a poco la ilusión te la dejas por el camino. Recuerda las veces que te reías, las veces que sonreías a todo el mundo. Recuerda cuando la gente te miraba con esos ojitos, cuando andabas feliz por la calle cogiéndole la mano a tu madre, cuando saltabas sin vergüenza de lo que pudieran pensar los demás. Recuerda cuando imaginabas tu vida de mayor, cuando cogías las pinturas de tu madre y te maquillaras con la ilusión de ser una niña grande, cuando planeabas el día de tu boda, cuando te vestías con tu vestido favorito y cogías las joyas de tu madre. Cuando saltabas por el jardín, cantando, bailando. Cuando eras feliz y no descubriste los problemas de la vida. Todo era maravilloso. Eras pequeña y tenías la ilusión de ser grande. Ahora eres grande y deseas volver a ser pequeña.

Te quedaste en mi interior. Te fuiste pero te quedaste. Permaneces dentro de mí, cada minuto que pasa me lo recuerdas. Vas golpeando mi frágil corazón y acabarás con él. No soy yo la culpable de tus problemas, no soy yo la que tiene que pagar tus estúpidos errores, no soy yo la que tiene que aprender ni soy yo la que tiene que subir tu ego. Ya me cansé de ello. Sabiéndolo voy a ser la idiota que siga soñando, la que no se cansa de imaginar, la que va a seguir pintándolo todo bonito aun y sabiendo que eres de los que toman y dejan. Te acercas, mi corazón te espera, mi ser te está reclamando a gritos, te necesita. Tú te acercas pero sin aprecio alguno, me miras detenidamente, tus ojos en los míos, me tientas... pero no soy capaz y aparto la mirada. Te vas, arrepentida grito tu nombre pero no haces ni el más mínimo intento de girarte. Sigues andando. El dolor se apodera de mí, la alegría huye y el sufrimiento me envuelve. La gente pregunta, yo finjo estar bien. Pasan horas, ninguna sonrisa apareció en mi cara desde que te fuiste. Vuelves, te veo a lo lejos, te cansaste de estar con ella y ahora acudes a mi. ¿Crees que soy tu juguete de usar y tirar? Estás muy equivocado. Me tomas y me dejas. Juegas y te cansas. Me llamas y no me hablas. Me rindo.

miércoles, 28 de abril de 2010


Mírate. Qué ridícula. ¿No sientes vergüenza? Caes en tu propia belleza, te derribas frente al espejo. Débil, impotente. Insegura, incapaz. Frágil. Te quitan la vida, te van matando y tu te quedas quieta frente a ellos. ¿Piensas seguir así? Juegan, te toman y te dejan. Tú no vales eso. Tú no eres su muñeca. No eres la muñeca que les faltó a ellos en su infancia. No. Tienes precio y no precisamente el que te están atribuyendo. Ten valor y no tengas miedo, diles lo que sientes, lo que pase por tu mente, lo que necesites decir y lo que merezcan oír. Dile lo idiotas que son. Repite-les una vez más que no eres cualquier muñeca con la que pueden jugar, a la que le pueden tirar de los pelos o manosear. Que no eres la muñeca que pueden romper. Que no eres una muñeca sin corazón. No guardes tus sentimientos bajo llave, te están pidiendo a gritos salir. Seguías tu camino y de repente caíste a un pozo del que era muy fácil salir, solo que te gustó poner las cosas difíciles. Fuiste cavando hasta hacerlo tan hondo que no sabes ni como huir. Ahora es cuando te dedicas a gritar.

martes, 27 de abril de 2010

Juega conmigo. Yo contaré. Tú escóndete. Yo me tapé la cara y comencé a contar. Separé los dedos de mi mano para ver dónde te escondías. Uno, dos, tres... Tenía miedo, te amaba y sufría por que cada vez te alejabas más y más. Quién sabía donde irías a parar. ¿Y si no te encontraba nunca?. De repente gritaste -¡No hagas trampas que te veo!- Cerré completamente mi mano de nuevo. Cuatro, cinco, seis... Algo recorría mi interior. Nervios, miedo, angustia, inquietud. Siete, ocho, nueve, y... diez! Bajé mis manos y me quedé quieta, pensativa, mirando a los lados. Mi necesidad de encontrarte era tan y tan grande que no sabía por donde empezar, si correr para encontrarte lo más rápido posible, o si andar para buscarte detenidamente. Me decidí a andar. El mundo parecía girar tan deprisa que no sabía ni reaccionar. Mi único objetivo era encontrarte. Fui al lago, fui al bosque. Quince minutos. No podías haberte escondido tanto, era solo un juego. Me decidí a adentrarme en el bosque. Tenía miedo, pero no me detenía. Lo más importante eras tú, mi ser me daba igual. Aceleré el paso, veía sombras, oía ruidos. No cambié mi rumbo, seguía. Asustada cada vez más iba andando por el oscuro camino del bosque cuando de repente oí: -¡No desesperes, estoy aquí!, alcé mi cabeza y miré en lo alto del árbol. Ahí estabas, sentado en la rama, con tu rostro perfecto, con tu mirada clavada en la mía. Eran tales las ganas de abrazarte que me decidí a subir el árbol. No era tan fuerte, valiente y atrevida como tú. Me diste la mano y tiraste fuerte de ella hasta llevarme a tu lado. Había logrado subir a la copa del árbol más alto, y estaba con él, el que me devolvía la vida. Te miré detenidamente, te acercaste y me besaste. Miramos juntos el cielo, las negras nubes huyeron y salió la intensa luz del sol. Fuiste el niño de mis sueños, y ahora tu ya no estás conmigo, pero lo sigues siendo.