miércoles, 28 de abril de 2010


Mírate. Qué ridícula. ¿No sientes vergüenza? Caes en tu propia belleza, te derribas frente al espejo. Débil, impotente. Insegura, incapaz. Frágil. Te quitan la vida, te van matando y tu te quedas quieta frente a ellos. ¿Piensas seguir así? Juegan, te toman y te dejan. Tú no vales eso. Tú no eres su muñeca. No eres la muñeca que les faltó a ellos en su infancia. No. Tienes precio y no precisamente el que te están atribuyendo. Ten valor y no tengas miedo, diles lo que sientes, lo que pase por tu mente, lo que necesites decir y lo que merezcan oír. Dile lo idiotas que son. Repite-les una vez más que no eres cualquier muñeca con la que pueden jugar, a la que le pueden tirar de los pelos o manosear. Que no eres la muñeca que pueden romper. Que no eres una muñeca sin corazón. No guardes tus sentimientos bajo llave, te están pidiendo a gritos salir. Seguías tu camino y de repente caíste a un pozo del que era muy fácil salir, solo que te gustó poner las cosas difíciles. Fuiste cavando hasta hacerlo tan hondo que no sabes ni como huir. Ahora es cuando te dedicas a gritar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario